(Escrito por: María Alejandra Vidal Bracho)
Una rosa, cansada
de lucirse en un jardín, juzgaba que su vida no tenía gran sentido. Estaba aburrida de hacer, cada día, lo mismo
y dejaba pasar las horas, recibiendo la luz y la oscuridad, el frío y el calor
con el mismo humor cansino y abúlico. Un atardecer, según ella, igual a los
demás, cerró, como siempre, enfurruñada
sus pétalos y se quedó, profundamente dormida.
Ella no sabía, que esa noche cambiaría su percepción de la vida, porque
durante el sueño, sería guiada para vivir una inesperada y bella experiencia. Mientras dormía, un gorrión revoloteó a su
alrededor y suspendido en un punto del vuelo, con suma suavidad, acercándose, le
dijo: “Amada rosa, cuando despiertes, dibuja un círculo alrededor de una fecha
próxima, que elijas en el calendario. Esta fecha marcará un compromiso
contigo. Cuando despiertes, en el día
fijado, con la ayuda de tu imaginación, entra en el círculo; toca los bordes
internos y siente la fuerza del número que rige a la fecha elegida. La
perfección de ese número ha llegado a ti, por alguna razón. Explora con tus
pétalos dentro de este aro protector, permeable a todo lo bueno que tiene la
vida y hermético a todos los daños posibles. Deja que te impregne la paz y
la protección del espacio, mientras tus números internos, se van uniendo a la
fecha y al encanto de las medidas misteriosas atrapadas en la circunferencia.
Permite a las partículas que te componen
vibrar felices y seguras dentro de él. Viaja hacia tu interior, hacia tus
propios círculos internos; sé consciente de que llevas contigo la historia de
la cadena de antepasados que te trajeron hasta aquí. Tú y tus ancestros
están dentro del círculo convoca sus fortalezas y talentos, pídelos como
herencia. Luego clama al poder del aire, de las aguas en todos sus estados,
sólido, líquido y gaseoso, piensa en el poder del fuego, en la energía de la
tierra y sus elementos, en el calor del sol que nos protege. Este territorio,
el círculo, será un lugar sagrado, porque tú estarás en él y eres vida; un ser
animado por una fuerza misteriosa; la misma energía que opera en los mares y
ríos, en los brotes de la vegetación, en el movimiento de los planetas, en la
luz que inicia el día y en la oscuridad que acompaña a la noche. Quédate
dentro del círculo, hasta que la consciencia del gran valor y soporte que tienes, para continuar tu camino, sin
temores, se impregne en ti. Saldrás de
este círculo mágico llena de paz y con la certeza de saber que tu existencia,
sí tiene sentido; y es tan valiosa, decorando un jardín, como cortada dentro de
un jarrón o atada junto a otras compañeras, como símbolo de saludo y amor, o en
tantos estados como las manos humanas te pongan a trabajar, porque cada uno de
los trabajos tiene un valor poderoso y necesario para hacer girar la rueda de
la vida que no se detiene nunca, jamás”.
La rosa despertó,
extendió sus pétalos y sintió agradecimiento por la claridad y también por la
oscuridad que, en ese momento, se retiraba, cumpliendo el compromiso del eterno
juego entre noche y día; respiró ampliando su capacidad al límite y comprobó la
presencia de los otros seres que componían el jardín. Después miró por la ventana hacia el interior
de la casa, buscando, con la mirada, un calendario que colgaba en la pared y
que hasta entonces, para ella nada significaba.
Era 9 de diciembre y la rosa con la ayuda de su imaginación, dibujó el
círculo alrededor de ese mismo día, porque no quería esperar ni un momento más
para iniciar el viaje hacia su interior. Acto seguido recordó a la voz que le
había dado las instrucciones durante el sueño. Se preguntó: “¿quién sería?”
Nuevamente observó el jardín, ahora, escudriñando cada rincón, pero nada
encontró; sólo las flores, el césped, el árbol y un gorrión que cantaba, con
entusiasmo, sobre una de sus ramas.
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