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martes, 13 de septiembre de 2016

Siempre equidistante a ti








Siempre equidistante a ti

María Alejandra Vidal Bracho
(musicalizado por Vredek Shadow Complex)

Una vez más, el Sol acaricia con ternura los techos
convirtiéndoles así , en vibrantes espejos.
En que se reflejan nubes mullidas,
caprichosas y coquetas.
Impregnadas todas ellas,
de proféticas lluvias que sorprendan.

Me pierdo en el ensueño de hipnóticos árboles,
que danzan al son de todas las brisas.

Y de pronto,
llenas de energía
bocinas y alarmas,
me ofrecen el día.
Despiertan mis anhelos,
se trepan por mi cama.
Tirando de las mantas
me invitan a seguirlas.

Aromas de mañana
perfuman el refugio,
de esta nueva jornada que se inicia.

Que atrapará noticias, sonrisas
y saludos de bienvenida.
Calles estrechas alfombran la ciudad;
como pasarelas para el desfile
de acotados tiempos
vestidos de trabajo, de descanso
de meriendas y bebidas.

Y que recibirán hoy también
mis pasos y tus pasos.
Conocedora yo de los míos;
ignorante resignada yo de los tuyos.

Sólo sé con certeza,
que en este circuito perfecto,
estés donde estés;
soy siempre equidistante a ti,
siempre equidistante a ti.






Nuestra Verdadera Casa



Primer Lugar Concurso Poético Nuestra Tierra Nuestra Casa (Poetas del Mundo) Mayo 2016


Nuestra verdadera casa
Autora: María Alejandra Vidal Bracho


Nuestra casa no es de cemento, vidrio y madera.
Nuestra verdadera casa, tiene piso de tierra,
pasillos de agua, alfombras de arena,
faroles de luna, de sol y estrellas
y está habitada por  expertos en áreas diversas:
árboles  sabios, añosos
y jóvenes  que recién comienzan,
algunos dedicados a dar frutos
otros trabajan en no menos importantes faenas,
 en las que incluso, por nosotros, su vida entregan.
 Flores elegantes,   perfectas que en la decoración se alegran
 y dedicadas a la medicina, altruistas y poderosas hierbas.
Todo tipo de insectos  pululan con una alguna misión secreta.
Terrestres y acuáticos animales también se integran
cada cual con un destino preciso, dado por la naturaleza.
Montañas custodias,  guardianas de tesoros,
minerales, fuego y fortaleza.
Y una banda musical constante,
compuesta  por aves que  trinan y gorjean.
Nosotros también somos parte de esta sinfonía perfecta,
aunque a veces olvidamos nuestra encomendada tarea,
que suponía, sólo señorear sobre tanta belleza.
Cuidemos de este único hogar, bendita esfera,
escenario de  historias tejidas con hilos teñidos de alegrías y penas.
Albergue amoroso de la humanidad que siempre sueña
con dejar, en herencia , a los hijos  una existencia serena
y depende, en gran parte, de nosotros que así sea.