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domingo, 11 de diciembre de 2016

Vredek & María Alejandra Vidal Bracho - Corazon De Pincel(TripHop Mix)




Poema seleccionado para Antología Española 2016
“Sentimientos de Poeta”
Autora María Alejandra Vidal Bracho


Corazón de Pincel

Como siempre,
unta mis cabellos
con la tonalidad que prefieras.
Toma mi andrógina cintura
y llévame, en este nuevo día,
por  el rumbo que decidas.
Confío en ti,
sé que me amas.
Tu tacto, al tocarme,
me lo dice.
Venero y ansío el momento
en que con  color
me tiñes y luego,
con precisión, deslizas
mi húmeda cabeza
sobre diferentes lienzos,
soportes y relieves.
Te sigo sin titubear,
soy una extensión de ti
y me agrada serlo.
Tus manos ágiles
saben divinamente
qué hacer y cómo hacerlo.
Adoro el perfume de
cada matiz que me impregna.
Amo sentir
que nos vamos embriagando
con trementinas y diluyentes;
cómplices, en soledad,
solamente tú y yo,
dando vida a lo que  quieres.
Así minuto a minuto,
jornada tras jornada
tu pulso perfecto
me  conduce al instante exacto,
en que la creación se vuelve dicha.
Y en un sublime segundo,
ya no somos nosotros
sino la obra creada;
sincronía de luces,
veladuras, sombras y armonía.

Mi espíritu entonces,
da la bienvenida
a estas imágenes mágicas
que guiadas por tu esencia
y por tu entrega,
han arribado a este plano
en viaje directo
desde el vacío inteligente.
Y vestirán, a partir de  ahora,
a bendecidas superficies,
como ceñidos vestidos
diseñados con  tu sello,
con tu estilo,
tu arte y tu talento.
Y, con humildad te digo,
también llevan mi ilusión
mi danza y sentimientos,
junto con mi corazón de pincel
eternamente tuyo y dispuesto.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Reforestación








 (Poema seleccionado para Antología Española Cosmos de Poeta año 2016)

Título:  “Reforestación”

Tus pies valerosos se internan
hacia el fondo en el subsuelo.
Viajan incansables
por desvíos enigmáticos,
uniéndose a la fuerza
de potentes energías  subterráneas,
que generosas  te impregnan
de inteligencia,
humedad y entereza.
Tu talle comprometido,
en desplazamiento perfecto se eleva
buscando el calor del Sol,
que en caricia paternal
baja por tu columna
y se une, en el centro de tu corazón,
a la corriente mágica
que sube desde la tierra.

En este preciso punto de unión
es donde se despliega,
el inconmensurable  amor
por el cual te ofrendas
dando vida al aire,
a  libros, cuadernos, mesas,
casas, barcos, comidas,
bebidas y lápices de madera.

Pero no sólo el existir humano
se beneficia de tu generosa entrega,
porque también eres  refugio cálido
para muchos de nuestros diferentes hermanos,
que igualmente habitan el planeta;
algunos muy laboriosos,
otros más bien perezosos;
de semblante taciturno,
alados y no alados,
a veces inofensivos y,
otras veces,
no tanto;
envueltos en trajes oscuros, 
otros, llenos de color
o en ti mimetizados.
Cantantes, obreros, acróbatas,  
vigilantes o agazapados.
Bellos seres  que resguardan
el equilibrio terráqueo.

Por si esto fuera poco,
también eres lúdica compañía
ofreciendo siempre altruista,
tu más poderoso brazo
para sostener  un columpio
o una casita de encanto,
en que juegan nuestros niños,
albergados por tu protectora sombra,
durante los días soleados.

Eres mágico y simple;
nuestro mejor aliado.
Aferrado a la tierra,
padre y madre a nuestro lado.
Muerto ya, eres fuego y lumbre,
materia prima y tinglado.
Absoluto amigo y sabio,
compañero en el destino
fiel cómplice callado
de secretos momentos vividos,
bajo tu incondicional amparo,
porque hasta  Cupido se sienta
sobre tus ramas,a ratos,
y entonces eres romántico soporte
para dejar el recuerdo
de un gran amor
en ti, grabado.

sábado, 5 de noviembre de 2016

La medalla mágica









La medalla mágica
Autora:  María Alejandra Vidal Bracho
Publicado en Revista Co.incidir No.33 Noviembre

Una gatita encantada llevaba  colgada del cuello una cadena de la cual pendía una medalla, que contenía en cada cara, imágenes mágicas.  Por un lado, un fuerte centauro con arco y flecha  y por el otro, una ondina perfecta y de extensos cabellos. Estas imágenes, tenían poder de protección, solamente gracias a la fe de la gatita.  Un día, ella tomó conciencia de que éstas, no representaban  ya  más su sentir.  Debido a esto, las imágenes habían comenzado a lucir desfallecientes y la gatita deseaba quitarlas de la joya, pero a la vez salvarlas, lo cual, no le resultó tan fácil de concretar. 
Desconociendo cómo exactamente hacerlo, ella decidió buscar el consejo del  más enigmático y poderoso Sabio,   que vivía en las plantas, los árboles, las estrellas y en cada rincón contemplado, por los ojos de quien sea.  Como el Sabio habitaba  todo, lo primero que hizo la gatita,  después de analizar, concienzudamente,  las características del caso,  fue hablar con él, a través de una piedra a la cual le manifestó su deseo, diciéndole: “quizás señora piedra, a usted,  le gustaría convertirse en la protectora de estas valiosas imágenes. Y yo se lo agradecería mucho.  Ya no creo en el poder que dicen los demás que emanan, pero de igual forma no las puedo abandonar en cualquier sitio.  Les estoy agradecida, pues me acompañaron durante muchas vidas”.   La piedra, con esmerada e infinita  suavidad, le contestó que no lo haría.  Que no   albergaría a las imágenes, porque ya había otras piedras conteniéndolas y para qué una más.  Le aconsejó, que no se preocupara,  ya que verdaderamente  no  existía  problema en que el aire las acogiera en su sutil transparencia.  La elogió además, por este valiente acto de sinceridad de ella para con ella misma, simbolizado  en  la decisión de borrar éstas imágenes independientemente,  de lo que el eterno público escrutador,  pudiera pensar o juzgar.  La reafirmo,  en la verdad de que, efectivamente, al haber, con su incredulidad,  eliminado todo poder de ellas, era totalmente innecesario, a pesar de lo inocuo, seguir llevándolas sobre su pecho, si esto ya no significaba algo real para su corazón.  También le reveló que la culpa que sentía era, totalmente ajena al sentido altruista que se le otorgaba a estas mágicas imágenes.  “Gatita”­­— le dijo la piedra— “lo más importante, en este caso, es que debes entender, que tanto la magia como la culpa, ambas, sólo están dentro de ti y no afuera”.
Agradecida por la sincera  respuesta, pero, a la vez, inconforme, la gatita optó entonces por dirigirse presurosa al encuentro de unos elegantes pinceles que conversaban, seriamente, con unos simpáticos  óleos.  Se aproximó a ellos y les preguntó acerca de la posibilidad de plasmar, un par de imágenes que debían emigrar desde la moneda que colgaba de ella.  Los pinceles se acercaron, con gran curiosidad, y los óleos tras ellos.  Observaron a las debilitadas imágenes y también dijeron conocerlas, con anterioridad, ya que en más de una oportunidad, las  habían transportado a diferentes superficies.  Al igual que la piedra, prefirieron no aceptar el compromiso de salvarlas.  En este caso, ellos argumentaron no considerar apropiado trasladarlas a un nuevo soporte, en tan catastrófico estado.
Así la gatita buscó afanosamente, por un nuevo hogar que diera abrigo a las otrora, para ella, mágicas imágenes.  Mientras tanto éstas seguían desfalleciendo. Desesperada inició diferentes diálogos, con distintas contrapartes.  Entre ellos diversos lápices, cuadernos, hojas de cartulina, lanas y arpilleras; pizarras, tizas, crayones…en fin, todo lo que permitiera guardar  imágenes.  Sin embargo, no era considerada su propuesta, ya que para lograr activar el ejercicio de conservarlas, quién pedía esta acción debía creer en ellas.  
Cansada de ver como las imágenes, seguían desfalleciendo, se acostó la angustiada gatita, un día más en el lecho de la inquietud. La madre Luna conmovida por la congoja de la adorable felina, decidió intervenir.  Como cada noche  la meció suavemente,  mientras dormía, pero en esta oportunidad le otorgó un sueño muy especial.  En él, la gatita, convertida en una doncella se hallaba, en un precioso bosque, tendida sobre la ramificación de  un grueso tronco de árbol,  junto a un ancho y majestuoso río.  Los rayos del sol la bendecían tiernamente con su fraternal calor y plácida ella disfrutaba del momento cuando, de repente, vio que se acercaba desde la nada un bello ciervo de diáfana y dulce mirada poseedor de una hermosa cornamenta floreada,en tonos rosados y fucsias.  La doncella extendió su mano para tocarlo  y él lamió con sumo cuidado la medalla que ahora, convertida en pulsera, colgaba de su muñeca izquierda. Las imágenes se sintieron renovadas por el gesto afectuoso del ciervo y desde su frágil y circular soporte contemplaron el sereno entorno. La bella ondina reanimada, después de observar alrededor, innegablemente, con cierta  sorpresa y curiosidad, ordenó con delicadeza su deslumbrante cabellera y el fuerte centauro fortalecido, revisó, en ensayo, la resistencia de su arco.
Motivada por tanta novedad, la doncella se levantó para ver más de cerca al ciervo y comprobar la vitalidad de las imágenes. La ondina y el centauro, no sólo estaban reconfortados, sino que además, decidieron bajarse de la medalla y se posaron cuidadosamente sobre la suave alfombra de hierbas y flores. Ahora los cuatro se contemplaban, llenos de alegría por el inesperado estado en que todos se encontraban.  La primera en romper el silencio fue la gatita, ahora doncella.  Ella muy emocionada,  articuló las más bellas palabras conocidas, para agradecer al centauro por todas las veces en que la salvó de diferentes peligros y por haberla acompañado defendiéndola, en silencio, durante tantos años.  Después tomó las manos de la ondina y de igual manera, le agradeció por cada uno de sus cantos, arrullos e inspiraciones.  Enseguida  les explicó que: había descubierto la manera de  conectarse directamente, sin intermediarios, con la fuerza que sostiene todo.  Lo creado, lo por crear, lo que vemos y lo que no vemos, incluyéndolos a ellos también.  Consciente ahora de ser una manifestación más del logos, con este nuevo entendimiento, se sentía mucho más segura, más plena y  concibiéndose así parte de este uno y no separada, vivía mucho más tranquila y en paz.
La Ondina y el Centauro, felices de saberla libre, la abrazaron con sincero y profundo amor.  Luego, volviéndose al ciervo le preguntaron: “¿podemos quedarnos contigo?”—.  El ciervo coronado en flor asintió y la doncella, lo acarició con gran ternura y agradecimiento.    El espacio era perfecto.  Un edén, generosamente humectado por el magnífico río de agua musical y cristalina; protegido por paternales y cariñosos árboles frutales; alfombrado de pasto verde, fresco y perfumado, junto a hierbas nobles y flores enigmáticas, coquetas y alegres.  Mágico enjambre, conformando un fantástico jardín.  La Ondina, sonrió feliz contemplando su nuevo y paradisiaco hogar  y el centauro, respiraba hondo llenando sus fuertes pulmones de aire puro y benévolo, mientras oteaba el horizonte. Está bien dijo la doncella, aquí se quedarán, es  un maravilloso lugar para ustedes y yo estaré tranquila de saber que viven rodeados de tanta belleza.
Junto con esta sentencia la gatita despertó.  Estaba, como cada amanecer,  abrigada en la tibieza de suaves lanas y cojines, en su canasta de mimbre.  Miró hacia todos lados.  De pronto, recordó lo que había soñado y con un ágil brinco, se posó sobre el tocador de su dueña, que aún dormía.  Frente al espejo, estudió su medalla.  Ésta, ahora estaba muy lisa y sin imágenes talladas.  Saltó de nuevo; esta vez para alcanzar el alfeizar de la ventana, que estaba entreabierta. Instintivamente alzó sus ojos al cielo; olfateó el aire.  Añoró la promesa del calor del sol, sobre su flexible lomo y avistó, con su gatuna mirada,  llena de  amor, a la pálida luna;  que, a esa hora temprana, fiel a su diario periplo, se despedía nostálgica, acompañada, como siempre,  de su devoto y caballeroso amigo:  el, eterno y noble, lucero de la mañana.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Desnudo en medio de la Plaza






Desnudo en medio de la Plaza

(Autora:  María Alejandra Vidal Bracho)
2do. Lugar Nacional Concurso Dibam año 2016

Aquí estoy.  Desnudo y sentado en medio de la Plaza de armas de Punta Arenas.  No teman, no paso frío, mi cuerpo está acostumbrado.  Lo que sí siento son constantes cosquillas, porque todos tienen una fijación con mi pie derecho.  Específicamente  con mi dedo gordo.  Lo tocan, lo aprietan, le hacen cariño, lo besan, cuelgan a los niños en él; en fin, que está lustroso de tanto amor. Llevo muchos años, quieto en este lugar, resistiendo, con entereza, además de los cosquilleos del pie, los potentes vientos australes, la nieve y la escarcha.  A pesar del tiempo transcurrido, mi pecho sigue amplio, los músculos vigorosos y armado de un arco, en constante alerta, vigilo y protejo la ciudad.

Desde este sitio he sido testigo de muchos acontecimientos. Como estoy cerca de la Iglesia, veo a los novios que contraen matrimonio y también a los bebés que bautizan.  Generalmente, después de las ceremonias, cruzan la calle para tomarse una foto conmigo. Si, por algún motivo, están todos los pobladores contentos, vienen o “bajan”, a celebrar aquí, pero si están enojados también se reúnen junto a mí, para levantar banderas de protesta y dar gritos de guerra. Yo los comprendo y apoyo, porque son mi gente, este es mi hogar, me interesa mucho lo que ocurre aquí.  En secreto, he oído todo tipo de deseos, mientras acarician y besan mi afamado y fotografiado dedo. Yo, con profunda ternura, uno mi alma a estos anhelos.

Siempre tengo compañía. Todos me hacen sentir muy querido y respetado.  Agradezco de  corazón, el sincero cariño, que me demuestra,  cada habitante y viajero. No cambiaría mi vida por otra.  Amo este lugar, aquí nací. Soy parte de la majestuosa y valiente Patagonia.  Mi sangre unida a la de muchos que vinieron para quedarse, es la que me visita cada día. Es mi propia familia. Todos son mis parientes, ninguno es extranjero para mí.  Ni siquiera los que vienen desde tierras lejanas, porque la raíz del ser humano es una sola.  Somos todos hermanos y la tierra muy pequeña, para no compartir y  amarnos.

Parar terminar este breve relato, les voy a contar un secreto: si les gustó mi ciudad y quedaron con ansias de un pronto reencuentro,  coman un poco de calafate, vengan a la plaza a besarme el dedo y yo les aseguro, sin la más mínima duda, que estarán muy pronto, mágicamente de  regreso.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Miedo







Poema Seleccionado para Antología española Universo de Poeta, 2016
Título: Miedo
Miedo,
salvador aguerrido,
inhibidor de la acción;
aliado precoz;
sabio, pero ofuscado.
Hoy quiero pactar contigo,
qué te parece…
Y en este contrato,
acordaremos que
me avisas del peligro,
sólo si la situación,
verdaderamente, lo requiere.
De otro modo,
déjame ser libre;
permíteme soñar, buscar,
probar, equivocarme…
deja, por favor, que me arriesgue.
Descansa;
por qué no tomas unas vacaciones,
por tu entrega, las mereces;
viaja lejos por un tiempo.
Mira otros paisajes,
asiste a espectáculos,
prueba comida exótica;
en fin, convive con otra gente.
Eso sí, mantenemos el contacto
tampoco quiero que me dejes para siempre.
Mientras tanto yo sabré cuidarme,
te lo prometo firmemente.
Agradezco tu valiosa labor,
como eterno vigilante,
te desvives por protegerme.
Pero ese hipnótico estado
en que me hundes, a veces,
llevándome a sentir de antemano
posibles daños inminentes,
no me gusta, me agrede.
Reconozco el ingrato papel
que la vida te confiere;
imagino que no es fácil,
para tu gran inteligencia y
tu alerta corazón,
a un mismo tiempo ser
amigo y enemigo,
santo y demonio,
sin llegar a enloquecer.

Te propongo una cita,
vámonos de juerga
y que se a lo que sea.
Firma el nuevo acuerdo:
tú te vuelves menos obsesivo
y yo un alma más despierta.
Dejemos que el futuro se presente,
y en el momento preciso
vemos lo que sucede…
Vivamos en el ahora,
perfumados con esencia de precaución,
pero valientes…
¿te animas?
Has trabajado tanto y tan duro,
infatigable ángel insomne,
delirante de amor,
celoso imprudente.

El Príncipe de los Haikus








El Príncipe de los Haikus (Publicado en Co.incidir de Octubre 2016)

Autora: María Alejandra Vidal Bracho



El generoso Rey de una fría tierra muy lejana, decidió dictar un Taller de Poesía, destinado a todos Pingüinos que habitaban su Reino y que le habían manifestado estar profundamente interesados, en escribir sobre los diferentes tesoros alojados en sus corazones. Para ello, lo primero que hizo fue destinar dentro de su enorme Castillo, una linda habitación, en la que fueron dispuestas pequeñas sillas y mesas de hielo y un pizarrón serio, noble y feliz que señoreaba orgulloso, en lo alto de un muro, custodiado por tizas mágicas de brillantes e inesperados colores. Delante de éste, una mesa, un poco más grande y alta que las de hielo, forrada en lana cariñosa con su respectiva silla haciendo juego, la cual estaba destinada para uso del más sobresaliente Profesor Poeta que se pudiera encontrar. Con el fin de lograr este objetivo, el Rey se comunicó, urgentemente, con sus sabios consejeros, a quienes consultó, mostrándose algo preocupado, por la mejor opción existente en el Reino, para llenar este cargo ya que, secretamente, sentía temor, de tener que recurrir a la búsqueda en otros Reinos. 
La angustia del Rey se disipó muy rápidamente, pues sus fieles consejeros coincidieron en forma unánime, en que el personaje más idóneo para dictar estas importantes clases, era un estudioso Príncipe Poeta, habitante del mismo Reino, a quien todos conocían como el Príncipe de los Haikus, debido a la gran habilidad que poseía, para escribir este tipo de versos. Este Príncipe, vivía en un pequeño Castillo en los límites del Reino y como se dedicaba incansablemente a su amada tarea de crear bellos poemas, las musas inspiradoras, a veces, lo volvían invisible ante los ojos de los demás, mientras él realizaba su artística labor. Una tarde, mientras el joven Príncipe escribía con pasión un tierno Haiku, llamó a su puerta un fatigado mensajero, que traía en sus manos una misiva real. En ella, se le pedía acudir, con premura, al Castillo del Rey, pues se le confiaría una misión muy especial. 
El Príncipe, inmediatamente dispuso los arreglos necesarios para presentarse, con prontitud, ante el Rey. Así, al día siguiente, ataviado de buena voluntad, boina emplumada y bolso de cuero cruzado, repleto con sus mejores versos, se reunió con el importante Monarca. Después del protocolar saludo, el Rey le explicó al Príncipe, que necesitaba de su auxilio, porque en el Reino algunos Pingüinos soñaban con ser guiados en las letras. Ellos realmente querían ser poetas. Sus almas vivían llenas de emociones maravillosas, ansiosas de ser plasmadas en una realidad escrita y encuadernada, que viajara por el tiempo y el espacio; y nadie mejor que él, para ayudar a convertir en realidad este sueño. El Príncipe de los Haikus, aceptó de inmediato la tarea propuesta y prontamente presentado ante sus animosos alumnos, dio vida a un fructífero taller poético, liderándolo con la sencillez y la entrega de su generosa enseñanza y guía. Las clases transcurrían gratamente y los Pingüinos valoraban y guardaban, con profundo agradecimiento en sus almas, cada sabio concepto que su Maestro, Poeta y Príncipe les confidenciaba. Un día el Príncipe de los Haikus, llegó diferente a dictar su clase; él estaba triste. La tristeza se debía a que tenía que anunciar la suspensión del taller. El Rey, en esos momentos, pasaba por serios problemas que le obligaban a destinar sus esfuerzos, recursos y espacios a otras tareas que le apremiaban y que le forzaban a solicitar al Príncipe, no continuar con las clases. Los Pingüinos, resignados, entendieron la situación y sin hacer juicios, agradecieron el bello tiempo vivido y se despidieron del Príncipe. 
El Príncipe de los Haikus, acompañado de su fiel amigo el Talento, siguió, como siempre, estudiando y trabajando arduamente. Creaba versos, leía mucho, pensaba profundamente y soñaba más. Inmerso en sus compromisos de Poeta, de Maestro y Príncipe, un día decidió viajar y así lo hizo. Se fue lejos, muy lejos, vivió en otros Reinos, cruzó los mares y habitó durante largos periodos en tierras distantes; en las cuales, llenó sus ojos de nuevos paisajes, sus labios aprendieron otros idiomas, su espíritu capturó más sabiduría y su mente alerta, descubrió nuevas formas de crear. 
Pasaron los años y el Príncipe retornó a su Reino, volvió feliz y dispuesto a compartir lo aprendido. La noticia de su regreso se extendió, rápidamente, por el Reino y El Rey, al enterarse, solicitó inmediatamente su presencia. Cuando se vieron, el Soberano se alegró sinceramente y le pidió que retomara las clases interrumpidas. Le explicó que había aumentado la demanda por adquirir conocimientos, y que poder contar, nuevamente, con el Príncipe de los Haikus, como Profesor, sería una bendición en la Corte. El Príncipe entusiasmado, comenzó el trabajo y se volcó de lleno, apasionadamente, a transmitir toda su sabiduría. Trabajaba sin descanso; de su parte, siempre, la mejor disposición y nunca un “no” por respuesta, ante cualquier alumno que requiriera de su tiempo y dedicación. Pero esto, prontamente, lo sumió en una maratón de horas afanosas, minutos acotados, espacios a los que no alcanzaba a llegar. Y entre los Pingüinos Poetas, que solicitaban sus consejos, las damas lectoras que deseaban su compañía para analizar metáforas y personajes, las palomas mensajeras, ansiosas de aprender nuevos idiomas y dialectos para viajar al extranjero y un sinnúmero de responsabilidades varias…el Príncipe estaba, agotado. 
Una de sus antiguas alumnas pingüinas, que lo admiraba profundamente, tomó conciencia del estado del Príncipe y decidida a hacer lo posible por ayudarlo, llena de fe se dirigió, sin dudar, al templo del Hielo y ahí, con mucho fervor, pidió en oración, poder contactarse con Kronos, el Dios del Tiempo, que era el único que podía remediar las circunstancias del Príncipe de los Haikus. Más tarde, ese mismo día, durante la noche, mientras dormía, ella tuvo un sueño misterioso y genial. En él, con un llamado glacial, fue despertada por el reloj de pared de su dormitorio. Desde éste se extendió misteriosamente, una escalera, que la alentó a subir. Ella casi hipnotizada, aceptó y al llegar arriba las manillas del reloj le ofrecieron su ayuda, para que pudiera trepar hasta él y entrar. Una vez adentro, en un abrir y cerrar de ojos, se encontró frente al mismísimo Kronos que sentado en un mullido cojín, y rodeado por muchos cojines más, de iguales características, caballerosamente la invitó a sentarse, frente a él. “Me gustan los cojines” —le dijo Kronos a la Pingüina—, “al sentarnos así, quedamos todos iguales. ¿Qué te trae, por aquí?”—. “Se trata de mi Profesor”— le respondió la Pingüina— “El trabaja mucho, es un gran Poeta y quizás has oído hablar de él. Todos lo conocen como el Príncipe de los Haikus”. “Sí, por supuesto” —contestó él —, “lo he acompañado muchas veces mientras escribe”. La Pingüina bajó la mirada y le dijo: “Creo que le has complicado un poco la vida. Kairos siempre intenta acompañarlo, pero tú, a veces, lo persigues un poco”. “No” — le respondió Kronos—, “no es mi intención”. “Es verdad que Kairos es un romántico, pero yo igual tengo mi corazón”. “Mira” — le dijo—. Entonces, hizo aparecer sobre su eterna mano, un reloj de arena. Era pequeño, fabricado en madera, vidrio y relleno de arena dorada. Kronos prosiguió el diálogo: “Este reloj, contiene arena mágica, Kairos y yo la preparamos, cae mucho más lentamente, que la normal; tu Príncipe podrá detener, el tiempo, cada vez que quiera. Fabricamos este tipo de relojes, especialmente, para personas como él, que usan su tiempo en la mejor de las formas posibles, y siempre pensando en el bien”. “¿Has entregado muchos?”—preguntó la Pingüina—. “No” —respondió él—, “porque para conseguir uno de éstos, debe haber una intervención sincera, leal y desinteresada, como la tuya; que sólo busca ayudar, movida por el cariño y el aprecio. Toma, llévaselo y explícale que: cada vez que lo necesite, lo gire y el tiempo, mientras cae la arena, se detendrá. Podrá darle las vueltas que quiera. Ahora vuelve a tu cama”. 
Dicho esto se despertó la Pingüina y asombrada vio que tenía a su lado, sobre la almohada, el pequeño, mágico reloj de arena. Muy feliz ella se levantó y buscó, con prontitud, al Príncipe, quien escuchó, con suma atención, la historia que le contaba la Pingüina. Después de oír, tan inusual relato, él recibió con mucho agradecimiento y alegría este singular regalo, enviado por el magnífico Kronos, que le permitiría, dar más de sí en cada instante y lugar, cumpliendo con todos sus obligaciones, sueños y anhelos; sabiéndose, desde ese instante, apoyado directamente, por Kronos y Kairos y, también, por su alumna Pingüina, dispuesta siempre a rescatarlo, si así fuera necesario.
Fin

martes, 13 de septiembre de 2016

Siempre equidistante a ti








Siempre equidistante a ti

María Alejandra Vidal Bracho
(musicalizado por Vredek Shadow Complex)

Una vez más, el Sol acaricia con ternura los techos
convirtiéndoles así , en vibrantes espejos.
En que se reflejan nubes mullidas,
caprichosas y coquetas.
Impregnadas todas ellas,
de proféticas lluvias que sorprendan.

Me pierdo en el ensueño de hipnóticos árboles,
que danzan al son de todas las brisas.

Y de pronto,
llenas de energía
bocinas y alarmas,
me ofrecen el día.
Despiertan mis anhelos,
se trepan por mi cama.
Tirando de las mantas
me invitan a seguirlas.

Aromas de mañana
perfuman el refugio,
de esta nueva jornada que se inicia.

Que atrapará noticias, sonrisas
y saludos de bienvenida.
Calles estrechas alfombran la ciudad;
como pasarelas para el desfile
de acotados tiempos
vestidos de trabajo, de descanso
de meriendas y bebidas.

Y que recibirán hoy también
mis pasos y tus pasos.
Conocedora yo de los míos;
ignorante resignada yo de los tuyos.

Sólo sé con certeza,
que en este circuito perfecto,
estés donde estés;
soy siempre equidistante a ti,
siempre equidistante a ti.






Nuestra Verdadera Casa



Primer Lugar Concurso Poético Nuestra Tierra Nuestra Casa (Poetas del Mundo) Mayo 2016


Nuestra verdadera casa
Autora: María Alejandra Vidal Bracho


Nuestra casa no es de cemento, vidrio y madera.
Nuestra verdadera casa, tiene piso de tierra,
pasillos de agua, alfombras de arena,
faroles de luna, de sol y estrellas
y está habitada por  expertos en áreas diversas:
árboles  sabios, añosos
y jóvenes  que recién comienzan,
algunos dedicados a dar frutos
otros trabajan en no menos importantes faenas,
 en las que incluso, por nosotros, su vida entregan.
 Flores elegantes,   perfectas que en la decoración se alegran
 y dedicadas a la medicina, altruistas y poderosas hierbas.
Todo tipo de insectos  pululan con una alguna misión secreta.
Terrestres y acuáticos animales también se integran
cada cual con un destino preciso, dado por la naturaleza.
Montañas custodias,  guardianas de tesoros,
minerales, fuego y fortaleza.
Y una banda musical constante,
compuesta  por aves que  trinan y gorjean.
Nosotros también somos parte de esta sinfonía perfecta,
aunque a veces olvidamos nuestra encomendada tarea,
que suponía, sólo señorear sobre tanta belleza.
Cuidemos de este único hogar, bendita esfera,
escenario de  historias tejidas con hilos teñidos de alegrías y penas.
Albergue amoroso de la humanidad que siempre sueña
con dejar, en herencia , a los hijos  una existencia serena
y depende, en gran parte, de nosotros que así sea.





domingo, 28 de agosto de 2016

El Heredero









El Heredero



Tercer Lugar Nacional año 2014:   Concurso
“Derechos y Deberes Ciudadanos” Organizado por la Dibam
“Conozco mis derechos para cumplir con mis deberes”


Como una madre cariñosa,  conservas para tus hijos retratos y recuerdos. Intentando atrapar los recodos del tiempo. Nos  relatas,  cada día, nuestra Historia, y  la mantienes viva, guardada, protegida.  Defendiéndola del olvido resguardándola del frío, en delicado cobijo. Porque la Historia es como un tejido fino,  creado con hebras de amor y de sueños. Pasión, dolor, alegría, encuentros y contratiempos.
Y en este mismo hilado estoy yo, el legítimo Heredero.  Formando parte de esta maravillosa composición que entrelaza costumbres,  conquistas, felicidades y heridas, todas impregnadas de ilusión y anhelos. Si bien tengo derecho a admirar, valorar, disfrutar y aprender, mi reverencia debe ser siempre diaria. Como hijo, agradecido, que cuida con calidez el  legado de sus padres, sus ancestros y así ser: “Un vigilante atento que se esmera en proteger lo que algún día, tarde o temprano tendrá que ceder”.

Con todo mi corazón quiero colaborar contigo en resguardar lo heredado. Porque fueron muchos los desvelos, los afanes, los trabajos. No fue una tarea fácil, dejarme este gran regalo; una herencia inmerecida y que tantos han custodiado.

Cada suceso guarda el valor de sus protagonistas; cada obra, lleva en si el alma de su creador. Notas musicales, atrapadas en partituras, que desplegadas al aire recrean el alma y dan paz; banda sonora de la civilización. Humedecidos pinceles que danzaron sobre soportes y lienzos, fijando momentos, quitándoselos  al espacio y al tiempo. Ideas llevadas a través de las palabras en un viaje eterno. Poemas, ensayos, cuentos, sabios y lúdicos textos. Verdaderos tesoros más que valiosos, perfectos. Ellos me enseñan y acompañan en este mágico desplazamiento, iniciado  un día  de un año en  un tibio vientre materno. Y que terminará otro día de otro año y al que deseo llegar sintiendo, que supe cuidar o al menos, saber que hice mi mejor esfuerzo.

Depresión de Mujer









Poema incluido en  “Ecos del Grito”  Volumen I
Antología Virtual (E.Book) 2da. Convocatoria Internacional de Mujeres Poetas
Año 2014

DEPRESIÓN DE MUJER


Cada día tu esencia compuesta de suaves y fuertes contrastes
convoca y reúne al elenco de roles que tu género reclama.
La mejor profesora, la más dedicada enfermera, la psicóloga que escucha,
la guerrera que defiende, el descanso para el triste, la mirada que cobija;
la eterna amante del trabajo, la paciencia en el esfuerzo,
el vientre mágico que mezcla vida, amor y anhelos.
Pero qué pasa si tú caes, si tus armas se disuelven,
si los hilos parecen cortados,
si la alegría intenta  esconderse y burlarse de ti…

La Fuerza creadora que asiste a la rosa,
al tigre, al águila y al ciervo
a cada partícula de este Universo
se anida segura  en ti.
Y en este “anidarse”  quizás,  decida dormir por un tiempo
o dejar que el letargo, la tumbe una tarde de Domingo;
teja con desgano y  paciencia una manta de finos delirios
y olvide cambiar el agua de los floreros  y deje abiertos los pestillos,
permitiendo así el ingreso de diversos enemigos
que inútilmente intentarán derribar un  gran designio,
que ancestral e infinito,
te define por su espíritu
majestuoso, indomable, dulce, cálido y sutil;
como la nieve en invierno,
como el fuego en la antorcha que se eleva
e ilumina a pesar de  su destino.

Toma consciencia de ti, de cada célula que vive en ti
y ya prendada  de  tu tiempo, de tu valor y tu ritmo
inventa de nuevo el rumbo.
Llena y adorna de banderas, guirnaldas
y globos de colores muy vivos
cada habitación y pasillo,
cada espacio, todo el nido,
olvídate del vacío.
Y que este especial encuentro tuyo, contigo
sea siempre un nuevo inicio,
un despertar, un clamor
un grito de guerra salvaje y altivo.
Porque no hay alternativa
eres vida, pura vida
y todo lo demás son ritos.
Ritos que  cambian, que se  mudan de  domicilio
que abrigan y dejan sin abrigo
que vienen y van según la moda y su arbitrio.
La verdad es que eres más que buena,
más que amante y compañera
eres ancla, eres miel,
eres el calor de la hoguera.
Tú eres, lo quieras o no,
la misma Madre Tierra.