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viernes, 7 de octubre de 2022

VIVIR ES UN ARTE

Video realizado por Omar Lavín M.

Publicado en www.tualdea.cl

Vivir es un arte y todos somos producto de nuestra historia; y qué es nuestra historia… pues no es más que un pestañazo en el mundo.  En un pestañazo arribamos y en otro, estamos despidiéndonos, para siempre, de la existencia terrenal.  Es tan breve el tramo de tiempo, concedido a cada uno, tan sucinto, que sería bueno vivirlo en un estado distinto al que generalmente acostumbramos. 

En primer lugar, creo que, para tener una existencia de calidad, es primordial, ante todo, aceptar la vida.  Pensar que, por algún motivo, desconocido para nosotros, algo superior a la unión de nuestros padres y completamente misterioso, decidió nuestra existencia.  Debemos aprender a vivir, conscientemente, en el misterio, porque la vida en sí es un misterio, en todos sus aspectos. El discurso que habita en nuestras cabezas y que, a veces, puede tornarse enloquecedor, no es nuestro verdadero yo. Oír este eterno monólogo, dentro nuestro, es inevitable, pero es entonces cuando debemos entender que: el ser que está escuchando, dentro de nosotros mismos, ese ser auditor y observante, ese es el más importante; ese es, quizás, el verdadero, el primario; no el que habla en nuestra cabeza. Y digo quizás, porque el misterio es tan insondable, que ni siquiera sabemos cómo es el verdadero ser interno que nos habita y gestiona nuestro camino. La prueba es, que la eterna palabrería de nuestra cabeza, no tiene todas las respuestas y además desconoce muchas cosas, tales como: cuánto tiempo viviremos o cuáles son las certezas en nuestros destinos; sólo por citar un par de preguntas sin respuesta.

El tiempo, el espacio y el ser, es todo lo que tenemos. Ocupamos un tramo de tiempo para existir, un espacio en que habita nuestro cuerpo, que no es otra cosa que el vehículo de nuestro ser.  Muchos son los seres, que viven hipnotizados por sus pensamientos; si éstos son positivos y edificantes, resulta grato observarlos, pero si son lo contrario, nuestro ser inerme, debido al estado absorto en ellos, sufre, se asusta y la mayoría de las veces inútilmente.

Todo lo que viene desde el exterior, influye en nuestro sentir. Somos permeables a los hechos y a los no hechos también; si nuestra ilusión se desvanece, el dolor se instala en nosotros y como nuestro cuerpo físico es un filtro de emociones, con gran frecuencia somatizamos nuestras frustraciones y penas en diferentes enfermedades y estados poco gratos y que empeoran aún más la situación.  Un resultado que se espera, con el que se sueña, una reacción del otro, una decisión del otro, un anhelo que depende de alguien más, que nosotros mismos; ese es el problema: esperar que venga desde fuera una circunstancia que supuestamente nos dará la anhelada paz y felicidad.  Pero ¿queremos ser felices, nos gusta la paz? Es una pregunta que debemos hacernos. En el autocuidado, deberíamos incluir la frecuente reflexión acerca de nuestros sentimientos más profundos; saber cuál es nuestra verdad, porque si analizamos las preferencias humanas, podrían ser citadas algunas como: los anuncios periodísticos sobre tragedias, muertes, atentados etc. que, de hecho, venden mucho más. Si uno de estos días cambia el tono de los titulares y leemos en primera plana: “hoy nació un hermoso bebé, sano con una mirada pícara, los padres están felices” o “Se vio una pareja de enamorados sentados en el parque; permanecieron durante 20 minutos, aproximadamente, contemplando el amanecer y luego se trasladaron a una cafetería cercana para desayunar” el público dirá: “¡pero esto no es una noticia! Y ¿por qué no? No alegra el alma saber que hay unos padres felices; o que unos enamorados disfrutaron de los colores del amanecer y luego de un rico desayuno, que pueden costearlo, que hay una cafetería que ofrece un buen servicio. Algo dentro nuestro está programado para devorar, ansiosamente, las malas noticias y con mucha menos avidez las buenas. Pero esto es una programación social, algo que se gesta dentro nuestro, mientras estamos creciendo. Por otro lado, está la compra de la felicidad y con esto me refiero a la publicidad en la cual se ven seres felices, disfrutando de usar ciertas prendas o consumir determinados artículos o alimentos y, entonces, se produce en nosotros el deseo de contar con lo que se promociona y de ser tan felices como quienes aparecen en el comercial que, en realidad, están siendo parte de un montaje destinado a tentarnos para salir a comprar lo ofrecido. 

Dentro de este bosquejo, estamos nosotros; por un lado, persiguiendo nuestra felicidad y por otro, relativizando la ajena, de acuerdo al marco en que nos la están presentando.  Si es una red social, que nos vende imágenes idílicas, soñamos con estar ahí, pero si se trata de informarnos a través del noticiero, el criterio es diferente.  

Sería muy sanador y equilibrante unificar nuestras preferencias.  Que lo pensado, lo sentido, lo deseado y lo dicho apunten hacia un mismo objetivo, y entonces, de ese modo, podamos, por fin, construir la anhelada felicidad y seamos, lo que siempre hemos debido ser: personas que la entienden como algo muy parecido a la paz y vivirla, en el eterno ahora, más allá de las adquisiciones y críticas que siempre, en este mundo, sólo vienen y van. 

LUNA (Poema)

  

Fotografía cedida por Omar Lavín Maldonado


Poema publicado en
SEGUNDA ANTOLOGÍA INTERNACIONAL DE POESIA SABERSINFIN

Luna
(autora: María Alejandra Vidal Bracho)
Estoy en deuda contigo,
te debo un poema;
yo, que vivo pendiente de tu compañía,
tengo, al menos, que dedicarte unas letras.
Colgada en el techo de la Tierra,
lideras con encanto las noches nuestras,
siendo siempre pródiga en magia, misterio y entrega.
Porque tú no haces divisiones entre terrícolas fronteras
y vives, iluminando senderos en el campo,
en calles elegantes y modestas;
para ti somos todos iguales
ya sea en tiempos de paz o de guerra.
Por mi parte, me gustaría
poder tejerte una bufanda suave, mullida, gruesa,
que te abrigue, con primor, en las noches frescas;
regalarte un abanico para las noches calurosas
y una cajita con rubor,
que te garantice un tono saludable
en las noches de fiesta.
Ser protagonista y primera actriz, cansa;
todas las miradas y las luces sobre ti,
el telón inapelable que se abre y tú inerme quedas
encantada en tu propio poder de hechicera;
administradora de magia,
que seduce a siembras y mareas,
bendice a los bosques, materializa deseos
alberga misterios, cautiva, acompaña y serena.
De la Tierra eres Diosa,
madre, amiga y compañera
viviendo frente a nuestros ojos
tu misterioso ciclo entre ser nueva y llena,
creciendo y menguando, mientras
juegas con la luz del Sol, que se proyecta
sobre cada tramo de tu cuerpo de reina.
Amante alerta y exclusiva de un rey,
encargada, cada noche, de velar el sueño en la Tierra
y aunque, a veces, nubes celosas te besan,
sigues desplegando tu ayuda certera
dispuesta a ser cómplice de quien lo requiera,
porque es imposible detener tu fuerza,
signada por los Dioses de la naturaleza;
y así, de la Tierra eres Diosa,
madre, amiga y compañera.

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Sonría lo estamos grabando

 

 

Fotografía cedida por Omar Lavín Maldonado



Sonría, lo estamos grabando”

Publicado en www.tualdea.cl
Escrito por: María Alejandra Vidal Bracho.
De seguro, más de alguna vez, han visto ese letrero que dice: “Sonría, lo estamos grabando”. La sonrisa sincera nace de un estado gentil en nuestro ser. Por lo mismo, muchas veces, cuando el dolor, el descontento o cualquier proceso negativo se instala en la mente y, en efecto dominó, avanza por el cuerpo envenenándolo, sonreír, se convierte en un acto difícil, por no decir, casi imposible de realizar. Pero existen seres que, a pesar de las penas y los contratiempos, sonríen. Y no se trata de una sonrisa falsa o forzada, por el contrario, es una sonrisa que brota de la ilusión, del amor, del deseo de mejorar y de cambiar las condiciones desfavorables, o bien surge por el agradecimiento al pensar en lo que aún consideran grato y bueno. Por otro lado, están las personas beneficiadas con destinos mimados, a quienes los ha rodeado siempre la buena fortuna y, a pesar de este excelente escenario, viven sus días con un rictus amargado y descalificante.
En esta red de átomos, denominada mundo, las vibraciones cultivadas, por los pensamientos y acciones causan ondas expansivas que pueden ser de tipo positivo o negativo y, por ende, crean o destruyen de acuerdo a su génesis. Si analizamos la sonrisa, los expertos dicen que los primeros beneficiados somos nosotros mismos y podemos comprobarlo; si hacemos la prueba y sonreímos, en soledad, notaremos como el cuerpo se relaja, la respiración se armoniza y descansamos en nuestra propia sonrisa. El simple hecho de contemplar un idílico paisaje, oír una pieza musical agradable, o rememorar un bello momento vivido, nos provoca sonreír e inmediatamente podemos notar como un interludio de serenidad nos invade. Si nuestra sonrisa, unida a nuestra mirada, se posa sobre la faz de otro ser humano, por lo general, instintivamente, éste reacciona y recibimos, de regreso, su sonrisa contagiada por la nuestra y, por un momento, un suave lazo cordial nos une a esa persona, que muchas veces ni siquiera conocemos, porque ha sido sólo un encuentro fortuito, si es que existen los encuentros fortuitos, ya que quizás, realmente, todo está diseñado para evolucionar y debíamos coincidir para regalarnos mutuamente esa sonrisa.
Así como hidratamos, con frecuencia, el cuerpo, aunque no tengamos sed, porque sabemos que es beneficioso para disfrutar de una mejor salud, tal vez sería favorable intentar, de manera consciente, sonreír más asiduamente, para lograr sentir esa paz; y si no tenemos una razón que nos estimule a sonreír, buscarla, con verdaderas ganas de encontrar, con ahínco, y algo aparecerá y nos motivará. Ese algo podrá estar cercano a nuestra vista o bien morar en los recuerdos o surgir de nuestra imaginación, pero, de seguro, gracias a nuestra tenacidad, se asomará.
Y cuando veamos, nuevamente, ese letrero que dice "Sonría, lo estamos grabando" sonreír; en serio sonreír, porque esta advertencia es absolutamente cierta, ya que, en verdad, nos están grabando; nos graba la existencia, el espacio en que respiramos cada día, la gente que nos rodea y sobre todo graba el propio espíritu y cada célula de este cuerpo que habitamos mientras experimentamos la vida, durante este tramo de tiempo, misteriosamente, regalado a nuestro ser.