Carta abierta para Luciano
(autora: María Alejandra Vidal Bracho)
Sabes, hay algo
que te quiero contar: en un lugar invisible, en el cual yo era incorpórea, tomé
varios acuerdos para cumplirlos cuando viajara hasta esta tierra, a cultivar mi
amistad contigo.
Para comenzar, alguien
muy hábil me fabricaría de un bello material, me daría forma de infinito y
pondría sobre mí un conjunto de cuerdas serenas, vibrantes, y permeables al
verdadero talento, de tal forma que al ser pulsadas por alguien como tú,
Luciano, reproduciría notas musicales tocadas a la perfección, en esta realidad.
Pasaríamos muchos días juntos; llegaría
a tu vida en una linda ceremonia, como premio para ti. Nos convertiríamos en cómplices, aliados,
grandes amigos; sólo tú, la música y yo. Pero había algo más; sé que debí
decírtelo antes, pero no fui capaz de hacerlo, de advertirte que mi vida, en el
plano físico, tenía fecha de término con un hecho violento; además de
acompañarte en tu desarrollo como músico, yo hice un pacto especial con unas almas muy tiernas que, en el momento
de arribar a la vida terrenal, olvidarían su bella ternura y se comportarían de
un modo inusual, para que también tú aprendieras que, lamentablemente, existe
el mal. Ellos estarían a cargo de mi
destrucción física para que tú pudieras desarrollar la dádiva de la compasión
hacia los agresores; lograras, con dolor, entender que, a veces, los buenos,
igual, se comportan mal. En amnésico
estado, ellos debían accionar como lo hicieron, en forma violenta, incorrecta,
inconsciente; pero tú, Luciano, ahora debes perdonarlos, porque era parte del
acuerdo; todo se dio como se tenía que dar; yo he vuelto al lado invisible y
desde aquí te prometo que pronto, en tu noble alma, encontrarás la paz, más
música y, asimismo, salvarás a otra guitarra que, sin ti, no viviría su vida en
plenitud; al cobijo de tu talento se
convertirá en poesía audible a través de notas musicales pintadas en el aire, con total belleza y precisión, por tus manos
dotadas.
Luciano, tú vas
a emigrar lleno de luz hacia otros instrumentos, a una nueva amiga como yo, quizás,
pero siempre estaré a tu lado, aunque tus ojos físicos no me vean ya, los de tu
alma sí me verán.
Con eterno amor para
ti,
Tu guitarra