Buscar este blog

domingo, 3 de julio de 2016

La Princesa con cuerpo de papel y cabellos de pincel





La Princesa con cuerpo de  papel y  cabellos de  pincel
Publicado en Co.incidir Julio 2016
María Alejandra Vidal Bracho


En un lejano Pueblo, ubicado entre cielos muy altos y  tierras muy bajas, se realizaba cada año una gran fiesta en honor a la Clave de Sol.  Como parte de los preparativos, en todos los árboles, tiendas y  almacenes, se pegaban llamativos carteles anunciando la pronta llegada de los artistas convocados para la ocasión. Siempre participaban distintos músicos venidos de todas partes del mundo. Pero el año en que transcurrió esta historia,  se incorporó además la intervención de un famoso Mago que tocaba el  laúd.  Él junto a varios arlequines y bailarines, integraban una prestigiosa y antigua comparsa  que prometía colorear con gran entusiasmo la festividad.
En este Pueblo vivía también una original Princesa con cuerpo de  papel y  cabellos de  pincel.  Ella, por distintos motivos, había olvidado que era diferente a los demás y su promisoria existencia se había tornado sólo en la suma de días gemelos; unos tan iguales a los otros, ni tristes ni alegres, pero iguales.  Así se fueron convirtiendo en años y más años.  En una profunda amnesia, nada la sorprendía; nada la animaba y dormían dentro de ella, todas las capacidades con que fue dotada el día en que nació.  Estos talentos intentaron brillar alguna vez, pero ella hechizada por el olvido, los había relegado a un rincón muy dentro de su ser.  Hubo un tiempo en que inspirados versos se trepaban a cada hoja que ella tocaba y coloridas escenas se imprimían, llenas de gozo, en cada lienzo que miraba. El olvido que, a veces, es tan bueno y terapéutico, otras veces, no lo es. 
Caminaba ella, como cada día, por las calles del Pueblo rumbo a su cotidiano destino cuando, de pronto, reconoció en los carteles, que promocionaban la próxima actividad artística, a un rostro que le fue familiar.  Después de mirar con más atención, efectivamente, descubrió que en una vida anterior, ella había conocido al Mago.  Recordó que él, realizaba extraordinarias proezas tocando el laúd, porque en sus manos este instrumento  se volvía tan mágico como él y a través de su música, la tristeza se transformaba en dicha, la incertidumbre en seguridad, la noche en día y todos lo buscaban  para hacer sus sueños realidad.  Cuando la vida los unió, por primera vez, se admiraron mutuamente, porque ella también  hacía magia, pero en una forma distinta ya que ella lo hacía, con colores y palabras. En ese entonces, las circunstancias del momento evitaron que esa unión progresara.  Ahora, ya pasadas varias vidas, se hacía posible un reencuentro y la Princesa presintió que verlo, sería encantador y bueno.  Con renovado ánimo decidió prepararse para acudir al festival.
Pronto llegó el día de la artística función y la Princesa, muy decidida se acercó a la hora de los ensayos para saludar al Mago.  Este la reconoció de inmediato y sintió sincera alegría al verla.  El tiempo retrocedió su andar y en pocos minutos él le recordó cada uno de sus talentos y le preguntó, cómo los había desarrollado durante estos años de ausencia. En ella no hubo una respuesta verbal, que se ajustara a la verdad.  Sólo salir del paso diciendo que todo estaba bien.  Como el Mago, vivía en ese momento un gran júbilo, debido a la presencia de ella, no fue necesario darle mayores explicaciones.
El Mago le pidió a la Princesa que, por favor, se quedara durante el ensayo y que después lo esperara.  Él debía regresar a la posada, en la cual se hospedaba, únicamente para buscar el  vestuario apropiado para su actuación  y volvería a la brevedad;  él no quería perderla.  La Princesa feliz aceptó esperarlo.  Durante esta espera ella tomó conciencia de que se había olvidado de quién era realmente.  En una rápida introspección se reconoció a sí misma.  Vio de nuevo su cuerpo de papel, sus cabellos de pincel y sus adormecidas aptitudes se estremecieron al saberse nuevamente valoradas.  Sin embargo, a pesar de este incipiente y positivo reencuentro consigo misma, sintió gran nostalgia por lo que creía, haber perdido. 
Momentos más tarde, los maestros de ceremonia, daban inició al festival, que como siempre  tuvo gran éxito.  Asistieron todos los habitantes del Pueblo  quienes gozaron con la intervención de cada uno de los artistas invitados a la maravillosa gran fiesta anual.  Ellos también notaron la bella conexión entre la Princesa y el Mago y brindaron por esa unión. Al mismo tiempo, advirtieron la presencia de un pequeño duende, al que no le gustó ver que el Mago, se sintiera tan feliz.  El duende, también, era miembro  de una de las bandas musicales participantes. A pesar de su bondad y simpatía, en esa oportunidad, por algún extraño designio debió representar un ingrato papel que sólo se concede a los más fuertes y que consiste en: “provocar un mal, que con el tiempo se convierte siempre en un bien”.  Por esta razón, fue el encargado de causar una nueva separación entre el Mago y la Princesa.  ¿Cómo lo hizo?, fue desconocido para todos, pero lo logró. Concretó el propósito y así, a pesar de que  la Princesa y el Mago  abordaron un tren con el mismo lugar de destino, días después, ella regresó a su Pueblo, en soledad, para retomar su vida.   La Princesa ya consciente de su cuerpo de  papel y  cabellos de  pincel, aunque estaba triste, en forma alquimista, transformó la pena en heroica fuerza y desde ese instante, hizo poderosos cambios para hacer resurgir sus postergados talentos y renacer como quien, realmente, era. Una profunda decisión la llevó a conectarse con su propia esencia y así desplegar el encanto fantástico de la vida, que se produce solamente cuando uno se alinea con su verdadero destino y misión.  De ese modo, ella comenzó a vivir una felicidad renovada en la seguridad del conocimiento, del saber y del comprender que: “si se logra alcanzar la plenitud del trabajo y la confianza en la vida, en sí mismo y  en la libertad, se puede triunfar”.
Todo lo que en un momento determinado nos atormenta, es la semilla sepultada, de un bien mayor, que lucha por brotar. Cuando el tiempo simula avanzar, nos lo demuestra. Ese mal del ayer, que ya se fue, hoy es sabiduría, crecimiento, fortaleza y una realidad mejor.  Quizás el pesar de hoy,  sólo es un positivo y prometedor futuro.  ¿Por qué no creerlo y crearlo, así?